Fue un dramaturgo, poeta y novelista español, que formó
parte de la corriente literaria denominada modernismo en España y se encuentra
próximo, en sus últimas obras, a la denominada generación del 98. Se le
considera uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX.
Respecto a su nombre público y literario, Ramón del
Valle-Inclán es el que aparece en la mayoría de las publicaciones de sus obras,
así como en los nombramientos y ceses de los cargos administrativos
institucionales que tuvo en su vida. El nombre de Ramón José Simón Valle Peña
sólo aparece en los documentos de la partida de bautismo y del acta de
matrimonio. Como Ramón del Valle de la Peña sólo firma en las primeras
colaboraciones que realiza en su tiempo de estudiante universitario en Santiago
de Compostela para Café con gotas. Semanario satírico ilustrado. Con el nombre
de Ramón María del Valle-Inclán se le encuentra en algunas ediciones de ciertas
obras su época modernista, así como en un texto igualmente de su época
modernista, que responde a una particular «autobiografía». No sólo él mismo
toma a veces este nombre durante esta época literaria, sino que también Rubén
Darío igualmente así le declama en la «Balada laudatoria que envía al Autor el
Alto Poeta Rubén» (1912). Por otra parte, tanto en la firma ológrafa que
aparece en todos sus textos manuscritos, como en el membrete del papel timbrado
que utiliza, sólo indica «Valle-Inclán», a secas.
Nació en una vieja casa denominada «El Cantillo», sita en la
calle de «San Mauro», en la localidad de Villanueva de Arosa (pueblo de
provincia de Pontevedra) al borde de la Ría y frente a la isla de Arosa, pueblo
de pescadores y campesinos. Era el segundo hijo del marinero y escritor por
gusto Ramón del Valle Bermúdez (amigo de Manuel Murguía —esposo de Rosalía de Castro—
y Andrés Muruáis) y de Dolores de la Peña y Montenegro, ambos de ascendencia
hidalga, poseedores de casas solariegas y viejos fueros, pero venidos a menos.
Ramón fue bautizado tres días después de su nacimiento en la iglesia de San
Cibrán de Cálago con tres nombres: Ramón José Simón con los apellidos Valle y
Peña. Tomó su nombre artístico del apellido de uno de sus antepasados paternos,
Francisco del Valle-Inclán. El nombre de Ramón se le puso en honor a su padre,
el de José por ser el patrono de la madrina y abuela materna del bautizado y
Simón por ser el santo del día en el que nació. No se celebró el bautizo porque
el parto fue complejo y la madre quedó muy debilitada. Dos poblaciones se
disputan su nacimiento, Villanueva de Arosa y Puebla del Caramiñal. Él afirmaba
que nació en un barco que hacía la travesía entre ambas por la ría. La disputa
nace de la temporada que pasó su madre (Dolores de la Peña) en agosto en Puebla
del Caramiñal, con motivo de las preparaciones previas del parto. Esta estancia
de la madre confundió a algunos biógrafos.
Formación y comienzos
literario
La fortuna familiar heredada por el padre fue dilapidándose
poco a poco, y esto obligó a la familia a llevar una vida más modesta. Es muy
posible que Valle-Inclán y sus hermanos fueran criados como señoritos de
pueblo. Dispuso en su infancia de la buena biblioteca paterna y se le asignó
como preceptor un clérigo de la Puebla del Deán (de apodo bichuquino y nombre
Carlos Pérez Noal) con el que estudió gramática latina. A la edad de nueve años
acomete su ingreso en el Instituto de Segunda Enseñanza primero en Santiago y
posteriormente en un Instituto de Pontevedra hasta 1885. Durante este periodo
el bachillerato fue ejecutado sin el menor interés por su parte. En ese tiempo
ejerció una gran influencia sobre él Jesús Muruáis, siendo decisivo en su
formación literaria posterior. El 29 de abril de 1885 acaba sus estudios de
bachillerato, tiene diecinueve años. Toda la familia se había trasladado unos
años antes a la capital de la provincia donde el padre había conseguido que lo
nombraran Secretario del Gobierno Civil.
En septiembre de 1885, sin convicciones y siguiendo la
imposición directa de su padre, comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de
Santiago de Compostela con resultados igualmente irregulares. Valle-Inclán no
tiene preferencia por ninguna carrera siéndole todas iguales. Desde los
primeros instantes universitarios solicitó examinarse por libre de algunas
asignaturas. Disponiendo de poco dinero, impartía clases particulares de latín
y frecuentaba más los cafés que las aulas, siendo también asiduo de la
biblioteca de la universidad. Pudo vérsele por el Ateneo Compostelano y
frecuentando los espacios literarios. En esos años trabó amistad con aquellos
que más tarde llegarían a ser figuras relevantes del mundo de la cultura y de
la política galleganota. También trabó
amistad con el florentino Attilio Pontanari del que aprendería esgrima y
nociones de italiano. En el año 1888 se matriculó en «Dibujo y adorno de
figura» en la Escuela de Artes y Oficios. Ramón se hizo pronto uno de los
estudiantes más populares de la Universidad.
En esta época publica sus primeros trabajos literarios en la
revista Café con gotas de Santiago de Compostela y en 1889 su cuento A media noche, en la
barcelonesa La Ilustración ibérica; participando activamente, junto a su
hermano Carlos, en la vida periodística de la ciudad. La visita de José
Zorrilla a Santiago de Compostela para dar una conferencia en la universidad a
la que asiste Valle, le produce una honda impresión, quedando seducido por la
figura del escritor consagrado. Es en estos años en los que comenzó a arraigar
en él su vocación literaria.
El 14 de octubre de 1890, con la muerte de su padre en
Villanueva, y con la edad de veintidós años es liberado del compromiso paterno,
abandonó la carrera de Derecho por la que no sintió ningún interés, y regresó a
Pontevedra. Lleva ya cinco años en la universidad compostelana y no ha pasado
del tercer año de la carrera de Derecho. Piensa en ir a Madrid y comenzar en
esa ciudad una nueva vida. La herencia del padre no ha sido de mucha cuantía y
no le da para vivir.
Primera estancia en
Madrid
Tras una hipotética estancia en Italia aún por documentar,
viaja a Madrid a finales de 1890. La situación política de España es mala y en
lugares públicos madrileños se vocifera, se exponen ideas contrapuestas y se
solicitan soluciones. La primera estancia en Madrid supone dos años en la vida
de Ramón. En Madrid frecuenta los abundantes cafés de la Puerta del Sol lugar
de tertulia habitual, en ellas participa de forma expresiva y se hace conocer
(resulta gracioso con su acento y su particular ceceo). Es irreductible en sus
opiniones. En estas primeras visitas a los cafés va configurando su
personalidad, su mundo, que acabaría haciéndolo famoso en las sociedades y
tertulias de Madrid.
Colabora en diarios como El Globo, dirigido por su amigo e
importante mentor Alfredo Vicenti que publica algunos de sus artículos y
cuentos, y La Ilustración Ibérica, y dedica gran parte de su tiempo libre a
asistir a representaciones del género chico. No es todavía considerado
públicamente un escritor, las colaboraciones periodísticas que hace son para
ganar algo de dinero, considerando poco afán por el oficio periodístico. La
asistencia a peñas y tertulias de la época empieza a establecerse, se hace
famoso en ellas por su ingenio. A pesar de sus esfuerzos abandona la capital
sin lograr un sustento estable, la decisión parece ser tomada de forma
inmediata.
Primer viaje
transatlántico: México
En 1892 tras una breve estancia en Pontevedra, Ramón se
embarca el 12 de marzo en su primer viaje a América, concretamente a México.
Los periódicos gallegos anuncian un viaje motivado por ser elegido para la
dirección de un periódico. El trasatlántico francés en el que realiza el viaje,
que se denomina Le Havre, desembarca en Veracruz el 8 de abril y pocos días
después ya se encontraba alojado en la capital de México. Durante su estancia
mexicana escribió para los periódicos: El Correo Español, El Universal (su
serie de artículos denominada cartas galicianas) y El veracruzano
Independiente. Su labor pasa por ser mero traductor al castellano de textos
italianos y franceses, a pesar de que posee ligeros conocimientos sobre ambos
idiomas. Pasa en tierras mexicanas un periodo algo menor de un año, repartido
entre las ciudades de Veracruz y Ciudad de México. Durante esa época se
encontraba Porfirio Díaz como presidente de México, su poder le impone una
severa censura. La vida a partir de ahora en tierras americanas será una
aventura para Ramón, la situación política mexicana lo excita y ello lo lleva a
protagonizar ciertos incidentes.
Parece ser que su estancia en tierras americanas no estuvo
exenta de problemas, ya que existen datos de que participó en un amago de duelo
con el redactor de El Tiempo, y en una sonada pelea en Veracruz. De este primer
viaje a México Ramón obtiene las primeras experiencias como escritor. Durante
esta época conoce a Sóstenes Rocha, que le desvela los secretos de la política
mexicana, Sóstenes es un personaje que resume la situación mexicana de la
época. De esta primera estancia en México Ramón presiente su destino como
escritor, empezará los relatos que posteriormente se agruparán en Femeninas.
Finalmente abandona México agotando su estancia de poco menos de un año. De las
tierras mexicanas pasa a Cuba donde pasa una estancia de varias semanas,
permanece algunos días en el hoy demolido Ingenio (azucarero) Santa Gertrudis,
en la provincia de Matanzas hospedado en casa de unos amigos: familia González
de Mendoza, propietarios por ese entonces de dicho ingenio. En primavera de
1893 se encuentra de nuevo en España, donde se aloja en Pontevedra. Su aspecto
físico está transformado, lleva barba y melenas. Valle volvería a tierras
mexicanas en un segundo viaje en 1921.
De vuelta a España
De regreso a España, en 1893, se instaló en Pontevedra lugar
elegido por él con objeto de aliviar su nostalgia. Es en este lugar donde trabó
amistad con Jesús Muruáis, bibliógrafo y profesor de latín en el Instituto de
la ciudad, en cuya biblioteca pudo leer a los más importantes autores europeos
de la época (Biblioteca Muruais: obras francesas e inglesas de literatura y
arte del siglo XIX). Es Valle un joven escritor recién llegado de América,
atendiendo a una imagen de dandi, aparece frecuentemente en el Café Moderno de
Pontevedra y exhibe su dialéctica peculiar que luego lo haría famoso. Es
durante esta época cuando el poeta italiano Gabriele D'Annunzio ejerce una
fuerte influencia sobre él y de él toma la fórmula del decadentismo europeo.
Valle-Inclán conoce también durante esta época pontevedresa a René Ghil.
Durante su estancia en Pontevedra, que se prolongaría hasta 1896 (cerca de tres
años), publicó su primer libro, la colección de relatos de tema amoroso en 1894
titulado Femeninas (Seis historias amorosas). Esta primera obra aparece a la
luz con el apoyo del amigo de su padre Manuel Murguía. Ramón ya se siente
escritor, ya sabe a partir de este instante la dedicación futura de su vida.
Es en esta época cuando Valle-Inclán comienza a cultivar su
particular indumentaria: capa (al principio un poncho mexicano), chalina,
sombrero, polainas blancas, y sobre todo, sus largas y características barbas,
las «barbas de chivo» de que habla Rubén Darío en un poema dedicado al autor.
Colabora desde Pontevedra en la revista Blanco y Negro. Es en esta etapa
pontevedresa en la que ya figura con su nombre Ramón de Valle Inclán, así se
nombra a sí mismo en la portada de su primer libro. Concluida esta etapa, poco
le queda hacer en provincias, se dirige a Madrid en lo que será su segundo
viaje a la capital.
Segunda etapa en
Madrid: las tertulias
En el año 1895 volvió a instalarse por segunda vez en
Madrid, esta vez como funcionario del Estado, en el Ministerio de Instrucción
Pública y Bellas Artes, cobrando 2.000 pesetas al año. Según Joaquín María del
Valle-Inclán Alsina, este «momio» le dura por lo menos hasta 1899 y ni se
molesta en publicar, ya que no tiene necesidad económica alguna de hacerlo.8
Pronto acude a varias tertulias madrileñas llevando la vida bohemia de la
época, en las que conoce a muchas figuras destacadas de la época, como Gómez
Carrillo, Pío y Ricardo Baroja, Azorín, Jacinto Benavente, González Blanco,
Villaespesa, Mariano Miguel de Val, Alejandro Sawa, entre otros. Asiste a los
innumerables cafés madrileños de la época: el de Fornos, el Suizo, el Café del
Príncipe, el Café de Madrid, el Café de El Gato Negro, la terraza del Café
Gijón, Lhardy en la Carrera de San Jerónimo, y el Café Nuevo de la Montaña, en
la Puerta del Sol. Con tertulia propia en la «sala de La Cacharrería» del
Ateneo de Madrid, en la Granja El Henar. En ellos con su verbo ceceante, se
hace famoso por su capacidad de monopolizar conversaciones, por destruir
reputaciones, su falta de paciencia a la hora de soportar interrupciones de
oyentes e interlocutores.
Su atuendo se hace peculiar, y la barba se alarga en lo que
será su estética habitual. Vive con escaso dinero rozando la penuria y su
solitario café en los cenáculos de las tertulias. En esta segunda etapa
madrileña se dedica a la vida bohemia en cuerpo y alma, vive la época: la
disfruta y la padece. Vive la bohemia literaria modernista con estrecheces
económicas que incluso le obligan a pasar hambre. Habita en un patio de viviendas
en la calle Calvo Asensio, del barrio de
Argüelles, entonces suburbio de Madrid, en una buhardilla alquilada con dos
oscuros cuartuchos con una silla, una mesa y una cama como único mobiliario.
De esta época inicial en Madrid se narra una anécdota de
Valle-Inclán en el que paseando por la madrileña Carrera de San Jerónimo se
encuentra con Miguel de Unamuno y Pío Baroja, los tres hostiles entre sí en lo
que se refiere a teorías literarias, no reconociéndose ningún mérito entre
ellos. A pesar de presentar Pío Baroja a Valle-Inclán y Miguel de Unamuno, no
pasan ni ochenta pasos sin que acabaran insultándose, gritándose y finalmente
separándose antes de acabar el paseo por la calle. Los tres eran representantes
de la Generación del 98, los tres dejaron impronta de su independencia. En el
año 1897 se publica su segundo libro, Epitalamio (Historias de amores), sin
demasiado éxito entre los lectores; el libro se vende mal. Durante estos años,
participó como actor en obras teatrales como La comedia de las fieras, de
Jacinto Benavente, o Los reyes en el destierro, adaptación por Alejandro Sawa
de una novela de Alphonse Daudet. Durante la guerra Hispano-Estadounidense las
afinidades sentimentales hacen que Ramón tome partido por las aspiraciones
cubanas a la independencia de España.
La pérdida del brazo
y el encuentro de Rubén Darío
El 24 de julio de 1899, en una discusión en el Café Nuevo de
la Montaña, ubicado en la planta baja del Hotel París, sito en la Puerta del
Sol, el periodista Manuel Bueno Bengoechea
le causa una herida en un antebrazo que termina gangrenándose y se hace
necesaria su amputación. Valle-Inclán y su amigo Manuel Bueno discutían sobre
la legalidad de un duelo que iba a celebrarse debido a la minoría de edad uno
de los duelistas. Llegaron a agredirse, Valle-Inclán con una botella de cristal
y Manuel Bueno con un bastón, con tan mala fortuna en los lances para
Valle-Inclan que se le clavó un gemelo en su muñeca izquierda, con resultado de
fractura conminuta de los huesos del antebrazo izquierdo. La herida se gangrenó
y el 12 de agosto de 1899, el médico y cirujano Manuel Barragán y Bonet le
amputó dicho brazo. Ramón Gómez de la Serna, que no fue protagonista de la
escena, tiempo después convertiría el episodio en material literario. De manera
análoga recogería el suceso Tomas Orts Ramos recoge en una versión más
periodística.
Según cuentan la entereza de Valle-Inclán fue tal, que
durante la operación del doctor Barragán, estuvo despierto y se desmayó sólo
una vez, siendo conocido que casi al final de la operación sugiere a los
asistentes deseos de fumar, y durante los últimos instantes se fuma un habano,
haciendo ascender al techo grandes volutas de humo. Valle-Inclán tenía entonces
treinta y tres años. A partir de ahora la imagen de manco se hace mítica.
Algunos amigos deciden organizar un festival y conseguir fondos para comprarle
un brazo ortopédico, estrenando en el Teatro Lara, el 19 de diciembre de ese
año de 1899 su obra Cenizas: Drama en tres actos, con dirección del propio
Valle-Inclán. La siguiente vez que se encuentra con Manuel Bueno le estrecha la
mano. Tras el incidente regresa a vociferar a los cafés, al mismo tiempo que la
manquedad le hace olvidarse de sus pretensiones de ser actor de teatro.
En el mismo periodo finisecular colabora en diversas
revistas literarias, como La vida literaria, dirigida por Benavente, Revista
Nueva, dirigida por Luis Ruiz Contreras, Germinal dirigida por Joaquín Dicenta
o Vida Nuevanota 16 dirigida por Eusebio Blasco. El año de su manquedad es el
año en el que inicia su amistad con Rubén Darío recién llegado a Madrid y al
que conoce cuando asiste a la tertulia literaria del Café de Madrid, que
dirigía junto a Jacinto Benavente.
Escritor modernista y
tertuliano
En el año 1900, Valle-Inclán participa en un concurso de
cuentos auspiciado por el diario El Liberal. Aunque no consigue ganar el premio
(el ganador fue el periodista José Nogales), su relato Satanás fue muy elogiado
por Juan Valera, uno de los miembros del jurado, en un artículo de prensa.
Parece ser que el jurado no quiso arriesgarse a premiar un relato tan
innovador. En los años siguientes, siguió colaborando en varias publicaciones,
como La Ilustración Artística, La Ilustración Española e Hispanoamericana, La
España Moderna, etc. En Alma Española publicó, en diciembre de 1903, una famosa
«autobiografía». En Los Lunes del Imparcial empieza a publicar Sonata de otoño,
en que hace por primera vez aparición su personaje el Marqués de Bradomín.
Comienza a ser asiduo del Nuevo Café de Levante en el que se concentrará
durante un decenio casi toda la vida intelectual de Madrid. Traduce obras del
portugués de Eça de Queirós.
Las Sonatas: Memorias del Marqués de Bradomín, que el autor
anuncia como fragmentos de las «Memorias amables» autobiográficas de su «noble
tío» el Marqués de Bradomín (personaje inspirado en el general carlista Carlos
Calderón), constituyen el ejemplo más destacado de prosa modernista en la
literatura española. La primera de ellas, Sonata de otoño (1902), la escribió
durante los tres meses de convalecencia de un involuntario tiro en un pie con
una pistola de su propiedad. A ésta le siguieron Sonata de estío (1903), Sonata
de primavera (1904) y Sonata de invierno (1905). En estas narraciones, siendo
independientes entre sí, realiza un juego de correspondencias con los títulos
del ciclo estacional anual y las sucesivas etapas del ciclo vital del
protagonista, presentando a Xavier, el marqués de Bradomín, en cuatro ambientes
y lugares distintos, narrando cuatro historias amorosas que corresponden,
siguiendo la lógica argumental de la tetralogía -no el orden de escritura y
publicación-, a la juventud en Italia -primavera-, a la primera madurez en
México -estío-, a la madurez plena en Galicia -otoño-, y a la vejez en Navarra
-invierno-. Las cuatro sonatas se empiezan a vender bien y para algunas de
ellas hay traducciones en otros idiomas como el francés. En el mismo año de
1905 publica Valle una colección de cuentos con el título de Jardín novelesco;
Historias de almas en pena, de duendes y de ladrones. Al año siguiente estrena
en el Teatro de la Princesa una adaptación teatral basada en el protagonista de
las Sonatas, El marqués de Bradomín: Coloquios románticos. Forma parte del
reparto de la obra Josefa María Ángela Blanco Tejerina, a la que meses antes le
ha dedicado la Sonata de invierno de esta manera: «...Para unos ojos tristes y
aterciopelados...», futura esposa de Valle, con la que posteriormente contraerá
matrimonio, aunque, muy probablemente, pudieran haber iniciado la convivencia
con anterioridad.
Por esta época algunos miembros de la generación del 98
trabajaban de manera coordinada en diversas actividades creativas, y cada uno
de sus componentes se conocen e intercambian ideas en sus reuniones en los diferentes
cafés, como el Nuevo Café de Levante; y cafés-conciertos, como la popular sala
de music-hall Central Kursaal, sita en la plaza del Carmen. Allí actuaba una
jovencita cupletista llamada Anita Delgado, de la que se enamoró el Maharajá de
Kapurthala, suceso que se comentó con gran lujo de detalles en cafés y
periódicos y semanarios de la época, siendo el propio Valle-Inclán uno de los
intermediadores de una historia que acabó en boda.
En 1907 publica varios libros, como Águilas de blasón
(estrenada el mismo año en Barcelona), Aromas de leyenda, Versos en loor de un
santo ermitaño y El marqués de Bradomín. Coloquios románticos. Por entregas, en
el diario El Mundo, publica Romance de Lobos. En 1908 inicia la publicación de
su serie de novelas «La guerra carlista»: Los cruzados de la causa, El
resplandor de la hoguera y Gerifaltes de antaño. En 1909 escribe Mi hermana
Antonia, que narra la venganza del estudiante Máximo Bretal, enamorado de
Antonia y rechazado por su madre. Sus simpatías por el carlismo no fueron sólo
literarias: en 1910 se presentó a diputado por el Partido Carlista, pero no
obtuvo escaño.
El 3 de marzo de 1909 muere en su casa de Madrid el escritor
Alejandro Sawa, ciego y en penosas condiciones físicas. Valle-Inclán, que años
más tarde, dará vida a su alter ego Max Estrella en la obra Luces de bohemia,
lamenta enormemente su pérdida, y así se lo hace saber en una carta a Rubén
Darío, la cual ha sido reproducida profusamente desde que se diera a conocer.
Matrimonio, gira
teatral por Hispanoamérica y asentamiento en Galicia
Valle-Inclán contrae matrimonio con Josefina Blanco Tejerina
en la mañana del 24 de agosto de 1907 en la iglesia madrileña de San Sebastián.
Él tiene cuarenta años y ella veintiocho. Tras la boda, ella abandona la profesión
teatral, con excepción de una gira por Hispanoamérica. Enseguida nace la
primera hija, María de la Concepción (1908), de un total de seis hijos nacidos
a lo largo de los quince años siguientes. Valle-Inclán publica Historias
perversas; la que será su primera obra de poesía, Aromas de leyenda. Versos en
loor de un santo ermitaño (1907); y comienza con la escritura de su serie de
obras teatrales de Las farsas.
Su mujer Josefina Blanco se incorpora a las labores como
actriz de teatro en 1910 y el matrimonio viaja de gira con la compañía de
teatro de Francisco García Ortega. Valle-Inclán acompaña a su mujer en calidad
de director artístico y tiene la oportunidad de pronunciar algunas conferencias
sobre la literatura española en los países que visitan de gira, Argentina,
Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia. De regreso a España, tras seis meses de
gira americana regresa a Madrid, donde los carlistas le ofrecen un almuerzo, y
se sienta a la mesa con Vázquez de Mella, Manuel Bofarull, el marqués de
Cerralbo, etc. Valle-Inclán sigue estrenando obras de teatro: Voces de gesta,
en 1911 (en el teatro Novedades de Barcelona), y La marquesa Rosalinda. Farsa
sentimental y grotesca, en 1912. A los estrenos también se suman incidentes; su
obra teatral titulada El embrujado fue rechazada por el Teatro Español, que
dirigía el escritor Benito Pérez Galdós, y el incidente acaba en un acto
tumultuoso que incluye una lectura de la obra en el Ateneo de Madrid. En su
empeño de queja no deja de asistir a las tertulias de café. Con el dinero que
obtiene de la publicación de sus obras completas por Sociedad General de
Libraría, Valle-Inclán inicia con los suyos un viaje a Galicia con el objeto de
vivir en su tierra natal junto con sus hijos. Esta estancia en Galicia se ve
interrumpida frecuentemente por viajes a Madrid, cediéndole el escultor
Sebastián Miranda su casa, y donde permanece períodos largos, para atender
asuntos literarios, como los ensayos y estreno de La marquesa Rosalinda. Farsa
sentimental y grotesca (5 de enero de 1912), o el inicio de la publicación de
su «Opera Omnia», a cargo de la imprenta Rivadeneyra, que inicia en 1913 con
esta obra teatral como tercer volumen, o posteriormente La Lámpara maravillosa.
Ejercicios espirituales (1916), que pondrá al frente de su «Opera Omnia» como
primer volumen de la misma.
En 1915 escribe al rey solicitando la rehabilitación de los
títulos de marquesado del Valle, vizcondado de Vieixin y señorío del Caramiñal.
Sus peticiones no son atendidas. Los años que rodean la publicación de la
Lámpara maravillosa. Ejercicios espirituales son especialmente duros para
Valle-Inclán. Su amigo Rubén Darío realizará en 1914 el que será su viaje de
regreso definitivo a Nicaragua, donde muere en 1916. Por otro lado las noticias
de la incipiente guerra europea lo van rodeando poco a poco, y la pugna llega a
las calles de Madrid dividiendo opiniones. Valle-Inclán toma parte desde el
principio por el bando aliado encabezando un «Manifiesto de adhesión a las
naciones aliadas» Esta situación hace que durante la I Guerra Mundial, fuera
invitado por el gobierno francés a visitar los frentes de guerra en los Vosgos,
Alsacia, Flandes y Verdún. Entre el 27 de abril y el 28 de junio de 1916,
Valle-Inclán viajo como corresponsal del periódico El Imparcial, redactando
también cartas donde daba fe y proporcionaba descripciones de lo que estuvo
viendo en esos dos meses. En París se relacionó con autores españoles como
Pedro Salinas, Manuel Ciges Aparicio y Corpus Barga. Fruto de su visita al
frente fueron los textos publicados en El Imparcial, Visión estelar de la
medianoche, entre octubre y diciembre de 1916, y En la luz del día, entre enero
y febrero de 1917.
En 1912 se instala en Cambados con su familia, acogidos por
doña Lucinda Fernández Soler en el barrio de Fefiñáns, y un verano en la casa
de la calle Carreira, de su amigo José González Fraga. Allí nacerá el segundo
de sus hijos, Joaquín María Baltasar (mayo de 1914, Cambados - septiembre 1914,
Cambados), que fallece trágicamente a los cuatro meses de edad, el 29 de
septiembre, a causa de un accidente en la playa de Pombal, en Fefiñáns. Este
suceso hace que se traslade en 1916 a la Puebla del Caramiñal y comienza a
explotar las tierras del «pazo priorato de la Merced» que ha rentado, con el
objetivo de convertirse en un terrateniente de la comarca del Salnés, actividad
la que se dedicó por un tiempo sin obtener buenos resultados. Allí nacerán el
tercero y la cuarta de sus hijos, Carlos Luis Baltasar (1917, Puebla del
Caramiñal) y María de la Encarnación Beatriz Baltasara 'Mariquiña' (5 de
septiembre de 1919, Puebla del Caramiñal). Estas tareas las compatibiliza con
su puesto en Madrid, durante dos cursos académicos, en la cátedra de Estética
de las Bellas Artes. En 1921, cuando la posesión del pazo se le escapa de las
manos, se traslada a Villa Eugenia, ubicada en en núcleo urbano de A Pobra do
Caramiñal, residiendo hasta 1925, lugar donde nacerán el quinto y la sexta y
última, de sus hijos, Jaime Baltasar Clemente (29 de enero de 1922, Puebla del Caramiñal)
y Ana María Antonia Baltasara (agosto de 1924, Puebla del Caramiñal) En 1925
regresa con su familia definitivamente a Madrid.
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