viernes, 14 de febrero de 2014

San Valentín

Pablo Neruda- Veinte poemas de amor y una canción desesperada

 

 

 

   Poema 4


Es la mañana llena de tempestad
en el corazón del verano.

Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes,
el viento las sacude con sus viajeras manos.

Innumerable corazón del viento
latiendo sobre nuestro silencio enamorado.

Zumbando entre los árboles, orquestal y divino,
como una lengua llena de guerras y de cantos.

Viento que lleva en rápido robo la hojarasca
y desvía las flechas latientes de los pájaros.

Viento que la derriba en ola sin espuma
y sustancia sin peso, y fuegos inclinado.

Se rompe y se sumerge su volumen de besos
combatido en la puerta del viento del verano.





 

2 comentarios:

  1. Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

    Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
    y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

    El viento de la noche gira en el cielo y canta.

    Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
    Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

    En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
    La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

    Ella me quiso, a veces yo también la quería.
    Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

    Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
    Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

    Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
    Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

    Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
    La noche está estrellada y ella no está conmigo.

    Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
    Mi alma no se contenta con haberla perdido.

    Como para acercarla mi mirada la busca.
    Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

    La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
    Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

    Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
    Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

    De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
    Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

    Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
    Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

    Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
    Mi alma no se contenta con haberla perdido.

    Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
    y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


    Aquí os dejo el poemixa que vos desía, es beri viutiful. Escuxaslo pequeñinas y disfruten de la vexesa de la poesia.

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